Marcos 16


HA RESUCITADO, NO ESTÁ AQUÍ (MT 28; LC 24; JN 20)
[1] Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para embalsamar el cuerpo. [2] Y muy temprano, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: [3] «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?» [4] Pero cuando miraron, vieron que la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande. [5] Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. [6] Pero él les dijo: «No se asusten. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es el lugar donde lo pusieron. [7] Ahora vayan a decir a los discípulos, y en especial a Pedro, que él se les adelanta camino de Galilea. Allí lo verán tal como él les dijo.» [8] Las mujeres salieron corriendo del sepulcro. Estaban asustadas y asombradas, y no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían.

APARICIONES Y CONCLUSIÓN DEL EVANGELIO

[9] Jesús, pues, resucitó en la madrugada del primer día de la semana. Se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. [10] Ella fue a anunciárselo a los que habían sido compañeros de Jesús y que estaban tristes y lo lloraban. [11] Pero al oírle decir que vivía y que lo había visto, no le creyeron. [12] Después Jesús se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos que se dirigían a un pueblito. [13] Volvieron a contárselo a los demás, pero tampoco les creyeron. [14] Por último se apareció a los once discípulos mientras comían y los reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habían visto resucitado. [15] Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. [16] El que crea y se bautice se salvará; el que se niegue a creer se condenará. [17] Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; [18] tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos.» [19] Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. [20] Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que lo acompañaban.


LA FE. - JESUS HA RESUCITADO

[1] La historia de Jesús termina con el descubrimiento del sepulCrón vacío. En la última página del evangelio se dará una breve reseña de las manifestaciones más importantes de Jesús después de su muerte, pero ya no es el Jesús de la tierra, sino el Resucitado, nacido nuevamente del Padre para no morir más, según dice el salmo: Tú eres mi Hijo, hoy mismo yo te he dado la vida.Jesús ha resucitado. Los evangelios relatan los hechos que sucedieron después de su muerte y nombran a los testigos que lo vieron resucitado. ¿Podemos creerles? Nos gustaría tener relatos más detallados para apoyar nuestra fe. Pero, en fin de cuentas, aunque se publicaran miles de entrevistas de testigos y fotos en colores para comprobar esas afirmaciones, siempre habría lugar para la duda, pues a Cristo no lo vemos ni lo encontramos: ¿dónde está?Dudamos, no porque falten los testimonios, sino porque esto nos queda demasiado grande. Ahí están los testimonios que resisten muy bien a la crítica moderna, pero ¿cómo creer que la vida humana termine en una resurrección? ¿Y cómo creer que ya un hombre haya sido resucitado? Todo es cuestión de fe, y creen aquellos que su propia experiencia dispone para entrar en esta verdad que es la Verdad última: Dios vivo ama y resucita a los hombres. Creen quienes han entendido que Dios se da a conocer a través de las pruebas y que saben que él devuelve la esperanza justamente cuando todo parecía perdido. Por eso reconocen en Cristo el modelo del hombre: debía pasar por el sufrimiento antes de llegar a la gloria. Habiendo conocido mejor por dónde se mueven las cosas de Dios, creen en los testigos del resucitado.No es más difícil creer en la resurrección de Jesús que creer en sus palabras: ambas cosas van juntas. El que cree ha vencido al mundo, dice el apóstol Juan. Esto significa que ha superado el falso sentido que la mayoría de la gente da a su existencia, por no conocer todavía el amor de Dios. El que cree ha vencido también el temor que todos sentimos cuando hay que dejar de lado las luces de nuestra razón y ponernos en las manos de Dios.





[9] En el versículo 8 el Evangelio de Marcos se interrumpe de improviso. Esperábamos el encuentro de Jesús con sus apóstoles en Galilea, pero no viene. ¿Por qué? No lo sabemos. Solamente está, en forma de conclusión, una breve reseña de las principales apariciones de Jesús resucitado.





[15] Anuncien la Buena Nueva a toda la creación. Es la semilla que se sembrará en el mundo y producirá frutos a su debido tiempo en todos los campos de la actividad humana. Los que se salvan no son «almas», ni tampoco individuos aislados. Los que han sido renovados por el bautismo anuncian el Evangelio a la creación en todas sus actividades y trabajos, siendo el fermento que transforma la historia de la humanidad.





EL NOMBRE DE JESUS

Al resucitar Jesús, su naturaleza humana empieza a participar plenamente de la gloria divina. Jesús es ahora Hijo de-Dios-con-poder (Rom 1,1), y nos pide que creamos en su Nombre, o sea, en el poder divino que acaba de recibir y que actúa en él.El Nombre es un término que significa poco para nosotros, pero para los judíos significaba la presencia activa de Dios. Este término permitía hablar de la presencia misteriosa de Dios sin desmedro de su grandeza. Por ejemplo, la Biblia no dice que Dios caminaba con los hebreos hacia la Tierra Prometida (sabemos que Dios no va caminando); en cambio dice que su Nombre (Núm 6,27) o su Rostro (Ex 33,14), o su Angel (Ex 23,23) estaba en medio de ellos. Dios no podía encerrarse en un Templo de piedras, pero la Biblia decía que su Nombre residía en aquel lugar para bendecir desde allí todas las actividades de su pueblo (1 R 8,27 y 29).El Nombre, pues, significaba el poder o la presencia divina. Y Pablo dice que Jesús resucitado ha recibido un Nombre que supera todo otro nombre (Fil 2,9). Dios Padre se lo ha comunicado, y Jesús, que lo recibe del Padre, no es menos que él: todo lo que es del Padre es ahora suyo. Jesús no recibe solamente un título o una gloria divina, pues la Gloria divina no podría darse a ningún otro que a Dios; si él recibe un título divino (ya anunciado en Is 9,5), es porque en realidad ya había recibido del Padre la Divinidad, o sea, su mismo Ser divino.Jesús, pues, es Dios igual que el Padre, pero lo es de un modo diferente, porque todo lo recibe del que todo lo tiene. Por eso también está escrito que su Nombre es El Hijo (Heb 1,4). Y cuando nos dirigimos al Padre invocando el Nombre de Jesús, esto significa mucho más que ampararnos con sus méritos (Heb 5,9) o valernos de su poderosa intercesión (Heb 7,25); en el Nombre de Jesús nos presentamos como hijos, sabiendo que Dios nos abraza en el mismo amor paterno que tiene a su muy Amado (Ef 1,6).En adelante el Señor Jesús somete poco a poco, con poder divino, la historia de los hombres y el recorrido personal de cada uno de nosotros. Los discípulos son enviados al mundo para sanarlo y santificarlo. Los milagros y sanaciones, cuya importancia se enfatiza en este párrafo, no son el fin, sino señales y medios; el fin de la evangelización es que toda la creación se reúna en torno a la Persona del Hijo de Dios hecho hombre, por obra de su Espíritu. «No teman, nos dice Jesús, mi Iglesia no es un refugio contra el mundo, sus seducciones y sus problemas, sino que, al bautizarse, cada uno de ustedes empieza a ser apóstol».Estas señales acompañarán a los que crean (17).Los Hechos de los Apóstoles relatan algunas de estas señales y milagros en los primeros años de la Iglesia. Hoy se siguen verificando, con otras más, en todos los lugares en que los cristianos toman en serio su misión de evangelizar la creación.


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