Mateo 11

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JESÚS Y JUAN BAUTISTA (LC 7,18; 16,16; 10,13)
[1] Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí para predicar y enseñar en las ciudades judías. [2] Juan, que estaba en la cárcel, oyó hablar de las obras de Cristo, por lo que envió a sus discípulos [3] a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?» [4] Jesús les contestó: «Vayan y cuéntenle a Juan lo que ustedes están oyendo y viendo: [5] los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una Buena Nueva llega a los pobres. [6] ¡Y dichoso aquél para quien yo no sea motivo de escándalo!» [7] Una vez que se fueron los mensajeros, Jesús comenzó a hablar de Juan a la gente: «Cuando ustedes fueron al desierto, ¿qué iban a ver? ¿Una caña agitada por el viento? [8] ¿Qué iban ustedes a ver? ¿Un hombre con ropas finas? Los que visten ropas finas viven en palacios. [9] Entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un profeta? Eso sí y, créanme, más que un profeta. [10] Este es el hombre de quien la escritura dice: Yo voy a enviar mi mensajero delante de ti, para que te preceda abriéndote el camino. [11] Yo se lo digo: de entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él. [12] Desde los días de Juan Bautista hasta ahora el Reino de Dios es cosa que se conquista, y los más decididos son los que se adueñan de él. [13] Hasta Juan, todos los profetas y la Ley misma se quedaron en la profecía. [14] Pero, si ustedes aceptan su mensaje, Juan es este Elías que había de venir. [15] El que tenga oídos para oír, que lo escuche. [16] ¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros: [17] Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar. [18] Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron: [19] Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras.» [20] Entonces Jesús comenzó a reprochar a las ciudades en que había realizado la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido: [21] «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han realizado en ustedes, seguramente se habrían arrepentido, poniéndose vestidos de penitencia y cubriéndose de ceniza. [22] Yo se lo digo: Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que ustedes en el día del juicio. [23] Y tú, Cafarnaún, ¿subirás hasta el cielo? No, bajarás donde los muertos. Porque si los milagros que se han realizado en ti, se hubieran hecho en Sodoma, todavía hoy existiría Sodoma. [24] Por eso les digo que, en el día del Juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que ustedes.»

CARGUEN CON MI YUGO (LC 10,21) [25] En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. [26] Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. [27] Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer. [28] Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. [29] Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. [30] Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.»
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[2] Jesús ha enviado a los primeros misioneros; para Mateo es el momento de mostrar cómo llega el Reino cuya venida han proclamado. La visita de los discípulos de Juan será la ocasión para precisar lo que Jesús nos trae, y lo que no hay que esperar de él.El párrafo que sigue en 11,25, nos mostrará a su manera que todo lo importante del Reino está en la persona misma de Jesús.

[5]
EVANGELIZACION PRIORITARIA DE LOS POBRES
Una buena nueva llega a los pobres. Debemos unir este texto con Mt 11,25; Mt 12,17; Lc 4,18; Mt 5,1-11.Sería interpretar mal este texto pensar que Jesús sólo nos pide que vayamos a enseñar a las personas menos instruidas o de condición social inferior. Los fariseos ya consideraban que era deber suyo enseñar la religión al pueblo ignorante. Jesús, en cambio, envía a sus apóstoles, pobres en medio de pobres, para anunciarles que Dios ha llegado a ellos y para ayudarles a descubrir la presencia y la actuación de Dios, primero entre ellos mismos. Es entre ellos y a partir de ellos que tendrán lugar experiencias decisivas, llamadas a renovar el mundo y la vida de fe, tanto de los grandes como de los pequeños. Ver com. en Lc 7,18.Si la Iglesia solamente «se preocupara por los pobres» catequizando a los niños de sus poblaciones y distribuyendo ayudas, estaría muy lejos de lo que pide Jesús. La proclamación del amor de Dios va a la par con la formación de comunidades y con una promoción humana a partir de aquellos que reciben el mensaje, y la fuerza del Evangelio se manifestará plenamente si los que emprenden esta tarea se presentan sin ayudas ni dinero.

[11] No se ha manifestado uno más grande que Juan. Esto de manifestarse apuntaba necesariamente a un hombre importante, rey o a un profeta.

[12] Estas palabras podrían también ser traducidas así: «el Reino de Dios se abre caminos por la fuerza» (ver Rom 1,16). El Reino de Dios es la fuerza que lleva adelante la historia, aprovechando los cambios lentos o violentos de la condición humana. Los creyentes son llamados a tomar parte en esa constante transformación. Corozaín y Betsaida (20). Estas dos ciudades tenían escuelas superiores de religión, pero no habían acogido el Evangelio. Tiro y Sidón eran dos ciudades paganas, maldecidas por los profetas y, luego, arruinadas.

[25] Esta breve oración de Jesús nos revela su actitud profunda para con su Padre. Jesús oraba y su oración impresionaba a sus discípulos. Aquí tenemos una breve acción de gracias inspirada por los últimos acontecimientos. Has mantenido ocultas estas cosas a los sabios. Los sabios y entendidos no están excluidos de la fe, por supuesto, pero la gloria de Dios requiere que la fe nunca aparezca como un privilegio de los sabios, pues la sabiduría humana no proporciona lo que es esencial, sino que más bien lo oculta. Había entonces en Palestina algunos sabios y muchos medio sabios, pero no abundaban entre los discípulos de Jesús. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Dios ha hecho lo necesario para que, en todo tiempo y lugar, los hombres dispongan de mil caminos para ir hacia él, pero sólo con Jesús tenemos la revelación del Padre ya en la presente vida. Aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón. La humildad de Jesús nos revela la de Dios mismo que nunca busca rebajarnos o intimidarnos, pero por el contrario quiere elevarnos hacia él. Esta humildad no le impide que sea Dios, y podrá exigírnoslo todo porque no nos fuerza desde afuera, sino que su influencia alcanza a lo más profundo del corazón. Vengan a mí. No les quitaré la carga, sino que, al imponerles mi yugo, les daré el medio de llevar su carga. Jesús juega con las palabras yugo y carga, pues los judíos solían llamar carga a la enseñanza divina que se transmite a los alumnos, y yugo al balanceo de las sentencias del maestro, que memorizaban. Jesús, el maestro paciente y humilde, nos hace descubrir en toda la vida y en nuestra misma cruz la misericordia de Dios; nos la muestra presente en las mismas exigencias de su Ley. Sólo Dios es bueno, y buena es la autoridad de Cristo.

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