Mateo 27

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[1] Al amanecer, todos los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías celebraron una reunión para decidir la manera de hacer morir a Jesús. [2] Luego lo ataron y lo llevaron para entregárselo a Pilato, el gobernador.

LA MUERTE DE JUDAS [3] Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los jefes judíos. [4] Les dijo: «He pecado: he entregado a la muerte a un inocente.» Ellos le contestaron: «¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo.» [5] Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, se marchó y fue a ahorcarse. [6] Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas, pero dijeron: «No se puede echar este dinero en el tesoro del Templo, porque es precio de sangre.» [7] Entonces se pusieron de acuerdo para comprar con aquel dinero el Campo del Alfarero y lo destinaron para cementerio de extranjeros. [8] Por eso ese lugar es llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy. [9] Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata, que fue el precio en que lo tasaron los hijos de Israel, [10] y las dieron por el Campo del Alfarero, tal como el Señor me lo ordenó. JESÚS COMPARECE ANTE PILATO (MC 15,1; LC 23,2; JN 18,29) [11] Jesús compareció ante el gobernador, y éste comenzó a interrogarlo. Le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús contestó: «Tú eres el que lo dice.» [12] Los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías lo acusaban, pero Jesús no contestó nada. [13] Pilato le dijo: «¿No oyes todos los cargos que presentan contra ti?» [14] Pero Jesús no dijo ni una palabra, de modo que el gobernador se sorprendió mucho. [15] Con ocasión de la Pascua, el gobernador tenía la costumbre de dejar en libertad a un condenado, a elección de la gente. [16] De hecho el pueblo tenía entonces un detenido famoso, llamado Barrabás. [17] Cuando se juntó toda la gente, Pilato les dijo: «¿A quién quieren que deje libre, a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?» [18] Porque sabía que le habían entregado a Jesús por envidia. [19] Mientras Pilato estaba en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese hombre porque es un santo, y anoche tuve un sueño horrible por causa de él.» [20] Mientras tanto, los jefes de los sacerdotes y los jefes de los judíos persuadieron al gentío a que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. [21] Cuando el gobernador volvió a preguntarles: «¿A cuál de los dos quieren que les suelte?», ellos contestaron: «A Barrabás.» [22] Pilato les dijo: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Cristo?» Todos contestaron: «¡Crucifícalo!» [23] Pilato insistió: «¿Qué ha hecho de malo?» Pero ellos gritaban cada vez con más fuerza: «¡Que sea crucificado!» [24] Al darse cuenta Pilato de que no conseguía nada, sino que más bien aumentaba el alboroto, pidió agua y se lavó las manos delante del pueblo. Y les dijo: «Ustedes responderán por su sangre, yo no tengo la culpa.» [25] Y todo el pueblo contestó: «¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!» [26] Entonces Pilato les soltó a Barrabás. Mandó azotar a Jesús y lo entregó a los que debían crucificarlo.

EL CAMINO DE LA CRUZ (MC 15,16; LC 23,11) [27] Los soldados romanos llevaron a Jesús al patio del palacio y reunieron a toda la tropa en torno a él. [28] Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado de color rojo. [29] Después le colocaron en la cabeza una corona que habían trenzado con espinos y en la mano derecha le pusieron una caña. Doblaban la rodilla ante Jesús y se burlaban de él, diciendo: «¡Viva el rey de los judíos!» [30] Le escupían en la cara, y con la caña le golpeaban en la cabeza. [31] Cuando terminaron de burlarse de él, le quitaron la capa de soldado, le pusieron de nuevo sus ropas y lo llevaron a crucificar. [32] Por el camino se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y le obligaron a que cargara con la cruz de Jesús. [33] Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota (o Calvario), o sea, «calavera», [34] le dieron a beber vino mezclado con hiel. Jesús lo probó, pero no lo quiso beber. [35] Allí lo crucificaron y después se repartieron entre ellos la ropa de Jesús, echándola a suertes. [36] Luego se sentaron a vigilarlo. [37] Encima de su cabeza habían puesto un letrero con el motivo de su condena, en el que se leía: «Este es Jesús, el rey de los judíos.» [38] También crucificaron con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. [39] Los que pasaban por allí lo insultaban; movían la cabeza [40] y decían: «¡Vaya! ¡Tú que destruyes el Templo y lo levantas de nuevo en tres días! Si eres el Hijo de Dios, líbrate del suplicio y baja de la cruz.» [41] Los jefes de los sacerdotes, los jefes de los judíos y los maestros de la Ley también se burlaban de él. Decían: [42] «¡Ha salvado a otros y no es capaz de salvarse a sí mismo! ¡Que baje de la cruz el Rey de Israel y creeremos en él! [43] Ha puesto su confianza en Dios. Si Dios lo ama, que lo salve, pues él mismo dijo: Soy hijo de Dios.» [44] Hasta los ladrones que habían sido crucificados con él lo insultaban. [45] Desde el mediodía hasta las tres de la tarde todo el país se cubrió de tinieblas. [46] A eso de las tres, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lamá sabactani, que quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» [47] Al oírlo, algunos de los presentes decían: «Está llamando a Elías.» [48] Uno de ellos corrió, tomó una esponja, la empapó en vinagre y la puso en la punta de una caña para darle de beber. [49] Los otros le decían: «Déjalo, veamos si viene Elías a salvarlo.» [50] Pero nuevamente Jesús dio un fuerte grito y entregó su espíritu.

DESPUÉS DE LA MUERTE DE JESÚS [51] En ese mismo instante la cortina del Santuario se rasgó de arriba abajo, en dos partes. [52] La tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron y resucitaron varias personas santas que habían llegado ya al descanso. [53] Estas salieron de las sepulturas después de la resurrección de Jesús, fueron a la Ciudad Santa y se aparecieron a mucha gente. [54] El capitán y los soldados que custodiaban a Jesús, al ver el temblor y todo lo que estaba pasando, se llenaron de terror y decían: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.» [55] También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. [56] Entre ellas estaban María Magdalena, María, madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

SEPULTAN A JESÚS (MC 15,42; LC 23,50; JN 19,38) [57] Siendo ya tarde, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús. [58] Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y el gobernador ordenó que se lo entregaran. [59] José tomó entonces el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia [60] y lo colocó en el sepulcro nuevo que se había hecho excavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra sobre la entrada del sepulcro y se fue. [61] Mientras tanto, María Magdalena y la otra María estaban allí, sentadas frente al sepulcro.

ASEGURAN EL SEPULCRO [62] Al día siguiente (el día después de la Preparación de la Pascua), los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron a Pilato [63] y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que ese mentiroso dijo cuando aún vivía: Después de tres días resucitaré. [64] Ordena, pues, que sea asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Este sería un engaño más perjudicial que el primero.» [65] Pilato les respondió: «Ahí tienen una guardia. Vayan ustedes y tomen todas las precauciones que crean convenientes.» [66] Ellos, pues, fueron al sepulcro y lo aseguraron. Sellaron la piedra que cerraba la entrada y pusieron guardia.
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[1] ¿Por qué un segundo comparecimiento de Jesús ante el Sanhedrín o Consejo Supremo de los judíos? Los evangelios no concuerdan en todo y lo más probable sería la siguiente explicación. En la noche Jesús fue presentado a Anás, ex-sumo sacerdote, cuyos cinco hijos y su yerno Caifás le sucedieron. Conservaba mucha autoridad entre los jefes de los sacerdotes, o sea, los jefes de las familias sacerdotales más pudientes que se repartían los cargos, a pesar de que, según la Ley, el sumo sacerdocio era vitalicio. Ahí no estuvo todo el Consejo Supremo, que no se podía reunir legalmente de noche, y cuyos setenta y un miembros tampoco podían caber en la casa de Caifás. Después, el Consejo al completo se reúne en la mañana. Pero para los enemigos de Jesús el interrogatorio privado era el más importante. Por eso Mateo y Marcos colocan aquí (Mt 26,57-64) todo lo que saben del proceso de Jesús, que tuvo lugar, en realidad, en la mañana.

[3] Judas, apenas realiza su traición, deja de existir. Ni siquiera se sabe lo que pasó con las treinta monedas: ver He 1,18.


[15] Según textos muy antiguos del evangelio de Mateo, el nombre del agitador era Jesús, y su apodo Barrabás; Pilato proponía al pueblo que eligiera entre Jesús, llamado Barrabás, y Jesús, llamado el Cristo.


[24] Pilato pidió agua... Este gesto, para los judíos, expresaba la negativa de Pilato a hacerse el acusador o el juez de Jesús (ver Deut 21,6; Sal 26,6).


[27] En el patio interior, llamado pretorio, a la vista de Pilato y de toda la gente ocupada en los varios quehaceres del palacio, los soldados se burlan de Jesús. Le colocaron en la cabeza una corona (29). Según toda probabilidad, era de juncos trenzados en forma de gorro y entrelazados con espinas grandes. Los soldados se divierten con el juego del rey derribado. En muchas culturas el rey es un personaje divino; pero también es la víctima a la que se responsabiliza de todos los males. Por eso no faltan los juegos sobre la caída del rey. En Jerusalén se ha encontrado una loza en que está grabado un juego de soldados, con el recorrido del rey que, pasando por varias pruebas, llegaba al suplicio. Los soldados hacen del juego realidad; y no saben hasta qué punto están en la verdad. El triunfo de los Ramos preparó el apresamiento de Jesús, pero también la humillación de Jesús lo prepara para ser el rey que salva a todos, tal como lo expresaba la antigua historia de José (Gén 37-44) y, con mucha más fuerza, la profecía de Isaías (52,13-53,12).Jesús es Salvador porque es víctima. Jesús rompe el engranaje de la violencia porque ha soportado la violencia máxima sin ser violento. Jesús manifiesta la grandeza y la fuerza de Dios en su humillación. Jesús reúne en su persona todas las humillaciones de los indefensos, de los expulsados, de las víctimas sobre las cuales se descargó la violencia ciega de los pueblos y de sus dueños. Pero Jesús lleva sobre sí el pecado del mundo, como lo anunció Isaías. En adelante los hombres no podrán mirarlo sin descubrir su propia maldad y lamentarse por él, que fue su víctima (Za 12,12). De este encuentro inesperado con un Dios despreciado y eliminado, tan diferente al que ubicamos en el Cielo, nacerá para los hombres una fuente de perdón y de purificación (Za 13,1).

[34] Le dieron a beber vino mezclado con hiel. En realidad, según Marcos, le dieron vino agridulce, bebida de los soldados, mezclado con mirra, que adormecía el dolor. Lo habían preparado según la costumbre las damas caritativas de Jerusalén, tal vez las mismas de las que Lucas habla en 23,28. Pero Mateo habla de vino mezclado con hiel (cosa insoportable), para dar a entender todas las amarguras que Jesús debió tragarse por nosotros. Este es Jesús, el rey de los judíos (37). Esta expresión designaba, para Pilato y para todos, un líder nacionalista que pretendía encabezar la liberación del yugo de los romanos. Los judíos son el pueblo de Dios y él había dispuesto que serían asociados a la salvación de Cristo de un modo muy especial. De hecho, posteriormente fueron sometidos a muchas pruebas y persecuciones. Muchos judíos inocentes sufrieron como Jesús, sin creer en él, pero confiados en las promesas de Dios y en el Reino de justicia. En latín las letras I.N.R.I. (que leemos en estampas de la crucifixión) son las iniciales de Jesús Nazareno Rey de los Judíos. También crucificaron con él a dos ladrones. Posiblemente eran, como Barrabás, terroristas de inspiración nacionalista. Podrían haber sido compañeros suyos, y así su ejecución realzaba el indulto concedido a Barrabás. Faltando éste, tendrán que morir al lado de Jesús. Pero también podrían haber sido bandidos, de los que asaltaban a los peregrinos en los cerros de Palestina.


[51] En este párrafo Mateo usa el estilo y las figuras propias del estilo «apocalíptico», para expresar el significado de la muerte de Jesús, y es que la salvación definitiva ha llegado. Este gran temblor es una manera de subrayar que esta es la gran intervención de Dios en la historia. Las apariciones de difuntos son interpretadas como un signo de que se han cumplido las profecías de Dn 12,2 y Za 14,4 referentes al Día de la Salvación. También dan a entender que, antes de su resurrección, Jesús había «bajado donde los muertos». Esta expresión antigua que oímos en nuestro Credo («descendió a los infiernos») significa que Jesús se reunió de una manera misteriosa, pero real, con las multitudes históricas o prehistóricas que lo estaban esperando para entrar a la vida misma de Dios. Recordemos que los infiernos designaban la morada de los muertos, mientras que el infierno es una palabra cristiana que se refiere a un lugar de castigo..

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