Santiago 4, 1 - 17

LAS AMBICIONES QUE NOS PIERDEN [1] ¿De dónde proceden esas guerras y esas riñas entre ustedes? De aquí abajo, por supuesto; son el fruto de las codicias, que hacen la guerra dentro de ustedes mismos. [2] Ustedes quisieran tener y no tienen, entonces matan; tienen envidia y no consiguen, entonces no hay más que discusiones y peleas. Pero si ustedes no tienen es porque no piden, [3] o si piden algo, no lo consiguen porque piden mal; y no lo consiguen porque lo derrocharían para divertirse. [4] ¡Adúlteros! ¿No saben que la amistad con este mundo es enemistad con Dios? Quien desee ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. [5] No sin razón dice la Escritura que el espíritu que habita en nosotros quiere tener cada vez más; [6] pero Dios tiene mejores cosas que dar. Y la Escritura añade: Dios resiste a los orgullosos, pero hace favores a los humildes. [7] Sométanse, pues, a Dios; resistan al diablo y huirá de ustedes; [8] acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Purifíquense las manos, pecadores; santifiquen sus corazones, indecisos. [9] Reconozcan su miseria, laméntenla y lloren. Lo que les conviene es llanto y no risa, tristeza y no alegría. [10] Humíllense ante el Señor y él los ensalzará. [11] Hermanos, no se critiquen unos a otros. El que habla mal de un hermano o se hace su juez, habla contra la Ley y se hace juez de la Ley. Pero a ti, que juzgas a la Ley, ¿te corresponde juzgar a la Ley o cumplirla? [12] Uno solo es juez: Aquel que hizo la Ley y que pude salvar y condenar. Pero, ¿quién eres tú para juzgar al prójimo? [13] Ahora les toca el turno a los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos allí el año; haremos buenos negocios y obtendremos ganancias.» [14] Pero ustedes no saben lo que será el mañana. ¿Estarán con vida todavía? Pues no son más que humo que se ve por unos instantes y luego se disipa. [15] ¿Por qué no dicen más bien: «Si Dios nos da vida, haremos esto o lo otro»? [16] Pero no, están seguros de sí mismos y esa manera de jactarse es mala. [17] El que sabe

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Eclesiastés 3, 1 - 22

SIRACIDES