Santiago 5, 1 - 20

LES TOCA A LOS RICOS

[1] Ahora les toca a los ricos: lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. [2] Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos; [3] su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos? [4] El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. [5] Han conocido sólo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados. [6] Condenaron y mataron al inocente, pues ¿cómo podía defenderse?

ESPEREN LA VENIDA DEL SEÑOR

[7] Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardías. [8] Sean también ustedes pacientes y no se desanimen, porque la venida del Señor está cerca. [9] Hermanos: no se peleen unos con otros, y así no serán juzgados; miren que el juez está a la puerta. [10] Consideren, hermanos, lo que han sufrido los profetas que hablaron en nombre del Señor y tómenlos como modelo de paciencia. [11] Fíjense que llamamos felices a aquellos que fueron capaces de perseverar. Han oído hablar de la constancia de Job y saben lo que al final el Señor hizo por él, pues el Señor es compasivo y misericordioso. [12] Otro punto muy importante, hermanos: no juren, ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna otra forma. Que su sí sea sí, y su no, no; de otro modo serían reprensibles.

LOS ENFERMOS

[13] ¿Hay entre ustedes alguno desanimado? Que rece. ¿Está alguno alegre? Que cante himnos a Dios. [14] ¿Hay alguno enfermo? Que llame a los ancianos de la Iglesia, que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. [15] La oración hecha con fe salvará al que no puede levantarse; el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados, se le perdonarán. [16] Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante: [17] Elías era hombre y mortal como nosotros, pero cuando rogó insistentemente para que no lloviese en el país, no llovió durante tres años y medio; [18] después oró de nuevo y el cielo dio lluvia y la tierra produjo frutos. [19] Hermanos, si alguno de ustedes se extravía lejos de la verdad y otro lo hace volver, [20] sepan que el que aparta a un pecador de su mal camino, salva un alma de la muerte y hace olvidar muchos pecados.

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